Melancolía
Con su último largometraje, Anticristo (2009), Lars Von Trier dejó el listón alto y los pelos de punta. Con Melancolía vuelve como poeta de sus horrores y misterios.
Los protagonistas de sus trabajos siempre guardan dentro una sala oscura cuya puerta tiembla y amenaza con abrirse y romper en un ‘ultradrama’. Pero es más dura la calma que precede al pánico que la destrucción total del ser.
Kirsten Dunst fue la elegida para desgarrarse por dentro y mostrarlo por fuera. Salió del Festival de Cannes 2011 con el premio a mejor actriz. Pero Von Trier no parece querer soltar a Charlotte Gainsbourg, la joya del arte dramático europeo, y le permite co-protagonizar las agonías de Dunst.
La función se abre con un espectacular banquete de boda mientras un planeta llamado Melancolía se acerca peligrosamente a la Tierra. Así plantea el creador un drama existencial que añade sal a la herida con el fin del mundo.
Visualmente apabullante, una vez más el cineasta danés impone y mucho, pero esta vez con una belleza brutal e inmensa como nunca antes vista. El cadáver más bello del alma cae tras la depresión y la melancolía. El fin del mundo, como terror de los terrores, acecha para eclipsar los miedos terrenales de sus protagonistas. Nadie falla es su actuación, lo notan en la piel y bordan sus interpretaciones. Von Trier está en racha y Melancolía es una de sus mejores obras.