El hÉroe del rÍo
Comedia dirigida por Charles F. Reisner, pero con Buster Keaton como alma de la película. Apartado de la dirección, después de la poca rentabilidad de la excelente El Maquinista de la General (The General, 1927), a estas alturas nadie duda que fuera el genial humorista el verdadero realizador de El Héroe del Río.Keaton interpreta a su célebre personajillo esta vez procedente de Boston y, de nuevo, en un ambiente que desconoce: el del Sur. La trama es la típica de sus películas más célebres, es decir el patoso enamorado de la chica equivocada. Por conseguirla tendrá que luchar con múltiples obstáculos: contra su padre, desilusionado por ver que su hijo se ha convertido en un petimetre del Norte; contra su futuro suegro, cacique del pueblo y rival en los negocios, propietario de un barco mucho más nuevo que el del padre de Keaton; y, en general, contra el ambiente naval y la propia Naturaleza.

Pero si la cinta puede considerarse una obra maestra es por su último cuarto de hora, cuando se desata un temporal apocalíptico de viento y lluvia. Es la catarsis humorística más grande jamás filmada. Una enorme parodia de las películas de catástrofes, casi antes de que se inventaran. Los edificios van deshaciéndose literalmente al paso del inexpresivo Búster, que no entiende lo que ocurre. Los planos generales de esta larga secuencia son ya leyenda y, vistos hoy en día, no pierden nada de su atractivo. Al revés, ganan en efectividad al comparar sus artesanales efectos visuales con los «tramposos» digitales de las películas modernas.